Artes
Sus manifestaciones se destacan ante todo por su extremado humanismo: tiene por objeto la glorificación del hombre como la más excelsa de todas las criaturas. Incluso en la representación de los dioses, hechan mano a proporciones y formas humanas.
Además, expresaban los supremos ideales griegos de equilibrio mesura, orden y moderación, resaltando en todo la sencillez, exenta de todo tipo de exageraciones, de acuerdo con el aforismo heleno: "nada con exceso".También cabe acotar que las creaciones artísticas griegas sirvieron de modelo durante siglos y aun hoy en día se respetan sus cañones, considerados de permanente vigencia.
Periodos[editar]
La historiografía del arte ha identificado varios estilos que periodizan el arte de la Antigua Grecia:
- Geométrico (siglos IX y VIII a. C.); hay muy pocos datos del periodo anterior, conocido como Edad Oscura, a la que precedió el arte de las civilizaciones prehelénicas (arte cicládico, arte minoico y arte micénico)
- Orientalizante (final del siglo VIII y comienzos del VII a. C.)
- Arcaico (siglos VII y VI a. C.), en la decoración pictórica de la cerámica se caracteriza por las figuras negras.
- Severo (finales del VI y comienzos del V a. C.), en la decoración pictórica de la cerámica se caracteriza por los vasos bilingües.
- Clásico (siglos V y IV a. C). –de las Guerras Médicas al reinado de Alejandro Magno-, en la decoración pictórica de la cerámica se caracteriza por el uso de las figuras rojas, que se prolonga en el periodo posterior.
- Helenístico (final del siglo IV y siglos III y II a. C.), prolongado por el arte romano a partir de la conquista romana de Grecia(146 a. C.).
El arte de la Grecia arcaica (VIII-VI a.C.)[editar]
El periodo arcaico se inicia a finales del siglo VIII a. C. y abarca hasta comienzos del siglo V a. C. En este periodo se produce una expansión de la polis griega, instaurándose un nuevo orden ciudadano, con la tiranía como marco político principal, sistema que pronto desaparecerá frente al ideal igualitario de ciudadanía del siglo V a. C. La legitimación de este tipo de mandato ciudadano supone la promoción de grandes obras públicas, representativas del prestigio del tirano, quien apoya la creación de edificios civiles y religiosos en las ciudades donde gobierna, para lo cual manda remodelar su entramado urbano. Esta actuación tuvo como objeto otorgar a cada urbe una identidad propia, al tiempo que mostrar su preponderancia sobre el resto de ellas. Consecuentemente, el arte desempeña en esta etapa un nuevo papel propagandístico de la tiranía, cuyos gobernantes lo utilizan para justificar su poder escasamente legitimado. A partir del siglo VI a. C. el centro político de la polis se convierte en un lugar de gran relevancia artística, convirtiéndose la plaza pública o ágora en el corazón de las actividades cívicas de la sociedad. Entre todas ellas sobresale la de la ciudad de Atenas, impulsada por el legislador Solón y monumentalizada en la época de los Pisistrátidas.
El culto religioso desempeñó también un papel fundamental en la sociedad griega de este periodo, de manera que todas aquellas ciudades que dispusieron de medios económicos suficientes promovieron la construcción de edificios religiosos en piedra, los cuales cumplieron un importante papel a la hora de cohesionar las diferentes clases de la nueva sociedad, menos igualitaria que la de siglos anteriores. Se crean ahora santuarios panhelénicos, como Delfos y Olimpia, donde los distintos tiranos realizan grandes ofrendas votivas para exhibir su poder, y se fomentan nuevos cultos populares, al tiempo que surgen mitos relacionados con dioses y héroes locales, lo que incrementa las identidades políticas de las distintas polis que necesitan sentirse independientes y destacar sobre el resto.
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