Ceramica

Cerámica


Marco geográfico Azteca
La cerámica griega supone una de las más altas cumbres de la Historia del Arte.
De éste período destacan la elaboración de cerámicas para uso cotidiano, o de carácter fúnebre, donde se emplearon grandes jarrones muy bien provistos. Estos jarrones estaban ornamentados con representaciones lineales, y motivos relacionados con la muerte, como batallas marítimas o terrestres. La mayor parte de la alfarería está compuesta por piezas domesticas, de las que perduraron recipientes tales como las ánforas, pequeñas cráteras e hidrias. Por otra parte, de la cerámica funeraria se han encontrado varias urnas. También se fabricaron figurillas en barro cocido, principalmente para ser depositadas como ofrenda en los templos. Durante el período helenístico, fue elaborada una gran variedad de objetos de alfarería, aunque sólo algunas poseen valor artístico.
Durante los períodos más antiguos, hasta las pequeñas ciudades griegas producían objetos de alfarería para el mercado local, siendo sus estilos y modelos muy variados. Entre los años 550 y 480 a. C. el arte en cerámica sufrió una gran transformación; además, los autores incluyeron sus nombres, el nombre del alfarero o del pintor que decoraba aquellas piezas (también existían algunos artistas que practicaban ambos labores). La cerámica ática y corintia destacaron por sobre las demás. Atenas creó las primeras representaciones del estilo bello: recipientes con figuras rojas sobre fondo negro.

Cronología[editar]

En la Antigua Grecia el torno de alfarero se introdujo, probablemente procedente de Asia, a finales del III milenio a. C. La cerámica autóctona aparece a principios del II milenio a. C. y durante los siglos siguientes se realizaba en general en arcilla refinada, decorada simplemente con una pintura mate.

Estilo minoico[editar]

Poco después del 2000 a. C. aparece a lo largo de toda Grecia un estilo de cerámica que Heinrich Schliemann denominó cerámica miniana o minia, pues fue el primero en encontrarla, en Orcómeno (en Beocia), patria tradicional de los minios. Es un estilo de cerámica sorprendente que se distingue por la superficie barnizada en un gris mate de alta calidad. Parece que la introdujeron los indoeuropeos durante su invasión.

Estilo micénico[editar]

Al principio de la época micénicacirca 1600 a. C., la cerámica que aparece está animada con nuevos motivos de elementos tomados de la naturaleza. Después del 1400 a. C. esta cerámica micénica fue la predominante. Estaba influida fuertemente por los estilos de la Creta minoica. Lo más destacado son las jarras de estilo palacial, jarras de almacenamiento muy elegantes, decoradas con llamativos motivos florales y marinos.

Estilo submicénico[editar]

Después del 1200 a. C. y de la caída de la civilización micénica, se reduce la presencia de cerámica. Persistió una cerámica hecha con el torno de alfarero que coexistió con otro tipo de cerámica hecha a mano llamada cerámica bárbara, pero su presencia no se da en todas las regiones de Grecia.

Estilo protogeométrico[editar]

Ánfora panzuda con asas950-900 a. C., British Museum.
Los vasos del periodo protogeométrico (c. 1050 a. C.-900 a. C.) constituyen el testimonio artístico esencial del principio de la Edad Oscura. La escultura de grandes proporciones aún no era conocida, y a la pintura mural le faltaba un elemento fundamental para su desarrollo: los soportes murales dignos de este nombre. Muchas otras formas artísticas (grabado de marfiljoyeríatrabajo de metales) sufrieron una recesión similar.
En cambio, la producción cerámica no se extinguió, en particular en Atenas. Los vasos eran decorados con motivos barnizados de color negro brillante, descendiente de la Edad del Bronce. A veces retoman motivos micénicos (líneas ondulantes trazadas a mano), pero los nuevos motivos (semicírculos, círculos concéntricos) eran diseñados con sumo cuidado, con compás o con peine. La decoración era simple y se adaptaba a la forma del vaso subrayando las formas con anchos trazos horizontales o con bandas negras.
El sitio de Lefkandi es uno de los principales lugares de donde provienen las cerámicas de este periodo. Se descubrió una figurilla excepcional de un centauro, de una altura de 36 cm. Su forma es muy estilizada, y su cuerpo está decorado con plumeados y con formas geométricas.

Estilo geométrico[editar]

El arte geométrico floreció en los siglos IX y VIII a. C. Se caracteriza por nuevos motivos, rompiendo con la iconografía minoica y micénica: meandros, triángulos y otras figuras geométricas (de ahí proviene el nombre del periodo). Están dispuestos en bandas separadas de las zonas negras por líneas triples. Pasado el tiempo, el equilibrio entre las bandas decoradas y las bandas sombreadas se rompió en favor de la decoración: los meandros y otros motivos terminaron por cubrir todo el vaso.
Mientras que en el geométrico antiguo (c. 900 a. C.-850 a. C.) no se encuentran motivos geométricos, en el que se conoce como estilo de «Dipilón negro», que se caracteriza por un amplio uso de barniz negro, en el geométrico medio (c. 850-770 a. C.), hace su aparición la decoración figurativa con los primeros frisos de animales idénticos (caballos, ciervos, cabras, ocas, etc.) que en adelante alternan con las bandas de motivos geométricos. Paralelamente, la decoración se complica y se vuelve cada vez más abundante: las zonas vacías se rellenan con rosetas o esvásticas decorativas. Este paso es llamado «horror vacui» y no terminará hasta el final del estilo geométrico.
Fragmento de una crátera del Pintor de Dipilón, h. 750-725 a. C., Museo del Louvre.
A mediados del siglo VIII a. C. aparecieron las figuras humanas en la decoración. Las representaciones más conocidas son las de los vasos hallados en Dipilón, uno de los cementerios de Atenas. Los fragmentos de estos grandes vasos funerarios muestran principalmente desfiles de carros de guerra y de guerreros. También escenas funerarias como: griego antiguo πρόθεσιςpróthesis(exposición del muerto y lamentación) o ἐκφοράekphorá (transporte del ataúd al cementerio). Los cuerpos son representados de manera geométrica con la excepción de las pantorrillas, bastante protuberantes. En el caso de los soldados, un escudo en forma de diábolo, apodado «escudo Dipilón» por su diseño característico, cubre la parta central del cuerpo. Las patas y los cuellos de los caballos, las ruedas de los carros son representadas unos al lado de otros. La mano de un pintor de esta época, llamado a falta de firma «Pintor de Dipilón», ha podido ser identificada en varias obras, sobre todo en ánforas monumentales.
Al final del periodo aparecieron representaciones mitológicas, probablemente coincidente en la época en que Homero dio forma a las tradiciones del Ciclo troyano en la Ilíada y la Odisea. Sin embargo, la interpretación constituye un riesgo para un observador moderno: un enfrentamiento entre dos guerreros puede ser tanto un duelo homérico como simple combate; un barco encallado puede representar el naufragio de Odiseo o de quien sea.
Finalmente, las escuelas locales aparecieron en Grecia. La producción de vasos nunca fue exclusiva de Atenas —está bien atestiguado desde el periodo protogeométrico en Corinto, en Beocia, en Argos, en Creta y en las Cícladas—, los pintores y alfareros se contentaron durante mucho tiempo con seguir el estilo ático. En adelante, crearon su propio estilo: Argos se especializó en las escenas figurativas, Creta estuvo vinculada a un geometrismo más estricto.

Estilo orientalizante[editar]

Olpe protocorintio con animales y esfinges, h. 640-630 a. C., Museo del Louvre.
A finales del siglo  VIII a. C. se desarrolló un estilo denominado orientalizante, resultado de la renovación de los contactos con Oriente y de la influencia de su arte. El estilo orientalizante se despliega principalmente en Corinto desde 725 a alrededor de 625 a. C.Corinto se convirtió en un importante productor de cerámica fina y en la primera ciudad exportadora a todo lo largo del mundo griego.
Se caracterizó por una fuerte influencia del arte oriental: Aunque el Oriente era mucho menos aficionado a la cerámica que Grecia, su pintura y su escultura mostraban una figuración más fina y más realista. Esta influencia se tradujo en una nueva gama de motivos: esfinges, grifos, leones, etc., representados de manera más realista que en el pasado. En los frisos, el pintor recurrió a lotos o palmetas. Las representaciones humanas eran relativamente raras: consistían en escenas de batallas, de vez en cuando hoplíticas, o también en escenas de caza. Los trazos geométricos subsistieron en el estilo llamado protocorintio: había motivos geométricos y el «relleno» del segundo plano se hacía con rosetas y nuevos motivos decorativos.
Los pintores corintios recurrieron a las figuras negras, principalmente sobre fondo rojo: utilizaron una suspensión coloidal de color castaño que, con la cocción, tomaba un color negro brillante, casi metálico. Esta técnica permaneció mucho tiempo misteriosa, a pesar de los esfuerzos hechos por los ceramistas ingleses del siglo XIX, para descubrir el secreto. Los corintios también inventaron la técnica de incisión en hueco que permitía hacer resaltar la arcilla pálida. Ese estilo se expresó sobre todo en vasos pequeños (aríbalos, alabastrones), cuyas formas aparecieron entonces.
Ulises y Polifemo, detalle de una ánfora protoática, circa 650 a. C., Museo de Eleusis.
Las cerámicas de Corinto fueron exportadas a toda Grecia, y su técnica llegó a Atenas, que desarrolló sin embargo un estilo propio, con la influencia oriental menos marcada. En este periodo calificado de protoático, aparecieron motivos orientalizantes, aunque el trazo era relativamente poco realista. Las pinturas se mostraban vinculadas con escenas típicas del periodo geométrico, como los desfiles de carros. No obstante, adoptaron el principio del dibujo lineal en sustitución de la silueta. A mediados del siglo VII a. C. apareció el estilo blanco y negro: trazo negro sobre fondo blanco, acompañado de policromía para el color de los carros o de las vestiduras. La arcilla utilizada en Atenas, mucho más anaranjada que la de Corinto, se presta menos fácilmente para la representación de los carros.
Combate de Menelao y de Héctorsobre el cuerpo de Euforbo, plato del estilo del periodo medio de las cabras salvajes, h. 600 a. C.Museo Británico.
Por su parte, Creta y sobre todo las islas Cícladas, se distinguieron por su atracción por los vasos llamados «plásticos», es decir, aquellos cuya panza o cuello eran moldeados con forma de cabeza de animal o humana. En Egina, el vaso plástico más popular tenía una cabeza de grifo. Las ánforas melias, fabricadas en Paros, debían muy poco a Corinto o a Oriente. Presentaban, como los vasos con relieves, un marcado gusto por las composiciones épicas y un horror vacui que se caracterizaba por el empleo de rosetas y de esvásticas.
Finalmente, se puede identificar un último estilo, el de la «cabra salvaje», atribuido tradicionalmente a Rodas, con motivo de importantes descubrimientos realizados en la necrópolis de Cámiros. De hecho, se extendió por toda Asia Menor, con centros de producción en Mileto y Quíos. Predominaron dos formas: los enócoes, que copiaban modelos de bronce, y los platos, con o sin pies. La decoración estaba organizada en registros superpuestos en los que los animales estilizados, sobre todo las cabras salvajes (que han dado nombre al estilo) que aparecían en frisos. Los numerosos motivos decorativos (triángulos, esvásticas, rosetas, motivos florales) llenaban los espacios vacíos.

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